El camino del Barranc de Biniaraix


 

El Barranc de Biniaraix está situado al extremo sur-oriental de Sóller y constituye un área muy diferenciada por sus rasgos geomorfológicos. Se trata de un cañón cárstico modelado por la acción de las aguas que drenan hacia poniente, y que está delimitado por Es Cornadors por el sur y por el extremo occidental de la sierra de Son Torrella al norte. Sus vertientes se organizan en pequeñas propiedades agrícolas, que se han abancalado intensamente para dedicarlas principalmente al cultivo del olivo, junto con otros frutales de secano como los algarrobos y los almendros, y algunos huertos de extensión reducida.

Desde tiempos inmemoriales, el camino del barranco ha constituido la vía principal de comunicación del valle de Sóller y Fornalutx con los valles del Lofra, Cúber, Orient o el monasterio de Lluc. Una extensa red de caminos empedrados (el Camí Vell, el del Verger, el de Can Fusta, el de s’Aladern, etc.) son los ejes alrededor de los cuales se vertebran los campos abancalados. 

Este lugar es un ejemplo de la integración del medio natural y de las construcciones de piedra seca, que se vuelven esenciales para el aprovechamiento agrícola y a la vez resuelven problemas de refugio, límites de propiedad, abastecimiento de agua, acceso, etc. Actualmente, el escaso rendimiento de los cultivos hace inviable la rentabilidad agraria, y el uso principal es el ocio.

Las características técnicas de los marges son las propias de laderas rocosas y de elevada pendiente. En términos generales, tienen el paramento poco trabajado y sostienen marjades (bancales) estrechas, cuya construcción ha favorecido un conjunto de pequeños animales y de plantas que se refugian y viven en los espacios que quedan entre las piedras. Un caso singular es el de los pequeños helechos del grupo Asplenium, que han encontrado en este biotopo un lugar idóneo para evolucionar y diversificarse, con numerosos taxones, muchos de los cuales son endémicos o de distribución muy reducida. También abundan las plantas exclusivas de la montaña mallorquina, como por ejemplo la didalera, la estepa joana, la retama, la siempreviva, la violeta de peñal, etc.

El valor paisajístico, ambiental, histórico y cultural de este entorno mereció el reconocimiento institucional con la declaración del camino, en 1994, como bien de interés cultural (BIC) en la categoría de Monumento, que incluye los bancales y otros elementos de piedra seca dentro del entorno de protección del camino.